domingo, 18 de abril de 2010

Montadores de basura







Pasando la medianoche vi en el Bafici una de peli extraña y apasionante: Trash Humpers. Inevitable para un seguidor del realismo sucio indie no pegarse una vuelta por una visión de Harmony Korine graba en VHS. La ¿historia?, en una lectura rápida y sencilla, era sobre unos viejos que por las noches deambulaban las suburbios para cogerse tachos de basura. Hay un homenaje a También los enanos empezaron pequeños de Herzog con la escena de las bicicletas girando en círculo y la risa desquiciada de Travis, el viejo que graba los videos, como la de Hombré, el enano que se descostilla mirando a un camello en una erección. 
No voy a divagar sobre lo que yo creo que el director y bla, bla, bla, porque no importa, bueno, quizá si le importó a las decenas de personas que se fueron antes de la mitad. La onda es que terminada la peli fuimos para una fiesta por el pasaje bollini, uno de esos lugares que le gustan a la gente, supongo; calle empedrada, cervezas en la mano, el eterno retorno de la música que todos conocen, inclusive yo. Echaba humo en la calle, pensando un poco en algún monólogo de la peli, que iba de como las personas en realidad fornicamos basura en todos los actos, en lo que habíamos convertido al mundo y eso, cuando una mina salió con un flaco a pedirle perdón, trataba de apretárselo y el pibe se hacía el dolido o alguna boludes así. La onda es que el tipo la perdono y bajaron la calle hasta algún lugar, cuando a los minutos salieron unos 6 pibes a mirar la situación. Entre los seis estaba otro chabón que curtía con la mina y se enteraba, ao vivo, rodeado de sus camaradas, como la minita le metía los cuernos. Expresión Keatoneana, partida la cara al medio, se negaba a aceptar lo que todos habían/habíamos visto. Es un gato, dijo uno, y pensé que los humanos deberíamos pedirle perdón a los gatos, no se merecen tal afrenta.